Mi niña Chota

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domingo, 20 de abril de 2014

La catedral de Chota



La catedral de Chota

Hace poco hablaba con Mons. Furtunato Pablo Urcey, obispo de la Prelatura de Chota, sobre una esperada y grata noticia: ¡Por fin se va a comenzar a construir la nueva catedral!, para mí también ¡La casa de “Nuestra Patrona”, de la “Mamita de Chota”!. Y por supuesto también el orgullo de todo chotano creyente y no creyente, lo que identifica un poco el decoro de la plaza de Chota.

Que se construya una catedral digna y artística, una hermosa casa para mi Patroncita me llena de emoción y me compromete y ¡cómo no!, con mis palabras comprometer a todos los chotanos desde cualquier lugar del mundo donde se encuentren a ponernos manos a la obra, porque esta catedral tiene que ser el orgullo de los chotanos y construirla nosotros con aportes personales especialmente de chotanos. ¡Podemos, debemos y lo haremos!

Sé que desde el más humilde chotano, aquél que seguramente donará el único sol que tiene porque no puede más hasta el que ha alcanzado una boyante posición económica van a ser generosos. Que los chotanos diseminados por Lima, Trujillo, Chiclayo, Cajamarca…van a tomar esta construcción como orgullo chotano y que sobre todo los miles de devotos de “Nuestra Patrona” van a demostrar lo que significa Ella para cada uno de nosotros, como nuestros antepasados le demostraron a Fray Pedro Senosiaín en aquél lejano 5 de agosto en su reencuentro con sus hijos después de setenta y cinco años oculta…

Emocionado le daba a Mons. Fortunato mis ideas sobre el tema para colaborar con el amor que la Patrona me ha dado por Chota. Veo a los chotanos organizarse para colaborar con materiales personal, familiar, institucionalmente, en comités… Y sueño con un tiempo record en la construcción porque tengo fe en la Patrona de Chota y creo en los hombres de la tierra de Acunta. Sé que lo que se proponen lo hacen, lo he visto y vivido desde que llegué a Chota el 13 de diciembre de 1976. He visto como solos y sin recursos han construidos caminos, escuelas, capillas…Cuando llegó la ayuda de una y otra parte he vi como han colaborado con mano de obra o con lo que han pedido y tengo grabado en mi mente a cada hombre y mujer que colaboró en la multitud de obras que tuve la suerte de impulsar junto a todo un pueblo unido para mi querida Chota. ¡Sois fenomenales chotanos y muy generosos, tenéis un corazón muy grande y me habéis convertido en un de los vuestros! Por eso os escribo estas letras emocionado y os invito para que todos nos sumemos a este nuevo logro para nuestra querida Chota.

Desde la fe para los cristianos y creyentes les recuerdo lo que nos enseña el catecismo católico:

Los cristianos construimos edificios destinados al culto divino. Estas iglesias visibles no son simples lugares de reunión, sino que significan y manifiestan a la Iglesia que vive en ese lugar, morada de Dios con los hombres reconciliados y unidos en Cristo” (Catec. I.C., 1180).

Las iglesias, por lo tanto son lugares sagrados, es decir “separados”, destinados con carácter permanente al culto de Dios, desde el momento de la dedicación o de la bendición… la iglesia es también la casa de Dios, es decir, el signo de su permanencia entre los hombres. La Iglesia continúa siendo un lugar sagrado, incluso cuando no tiene lugar una acción litúrgica… las iglesias son también lugares adecuados en los cuales los hombres pueden alcanzar, en el silencio o en la plegaria, la paz del espíritu o la luz de la fe.” (cfr. Instr. Conciertos en las Iglesias, Num. 5, Cong. Culto Divino, 5/11/87).

Es un lugar sagrado: elegido, separado y destinado con carácter permanente al culto de Dios.

- Es un lugar de gran dignidad, por la presencia real de Dios y la dignidad de su uso cultual, y por ello de suma belleza.

- No es un “comedor familiar”, sino el lugar donde se lleva a cabo el banquete

sacrificial, marcado por la Sangre derramada por Cristo.

- Debe ser apropiado para su fin: la oración y las celebraciones sagradas, aptos para conseguir la participación activa de los fieles en el culto divino.

- La verdad y la armonía de los signos que lo constituyen deben manifestar a Cristo presente y actuante en este lugar.

- Es un lugar de encuentro entre lo divino y lo humano, y por tanto debe expresar simultáneamente la omnipotencia de Dios y la pequeñez del hombre, la gloria de la resurrección y la pobreza de la cruz, a imagen del Verbo encarnado.

Madrid, 3 de enero de 2014.

Severiano de Cáceres Anaya.

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